Más de una vez he trabajado para alguien que decidió no pagarme, pero esto es nuevo para mi.
Aquí explico la surrealista situación que he descubierto recientemente relacionada con mi trabajo como fotógrafo profesional.
Hace unos 3 años que dejé morir mi anterior web porque estuve dedicándome a otra cosa y no podía compaginar ambos trabajos. Así me evitaba rechazar los numerosos trabajos relacionados con la fotografía que me solicitaban. Además estaba bastante harto de impagos y peticiones de rebajas y demás problemas asociados con este mundo de la fotografía «freelance» profesional. También estaba harto de realizar trabajos monótonos sin opción a la creatividad, como fotografías de producto en fondos neutros para catálogos y cosas por el estilo.
Hace unas semanas decidí volver a montar una nueva web portfolio para darle una segunda oportunidad a esta profesión que tanto me gusta y disfruto cuando hago, o los clientes me dejan hacer lo que quiero y como quiero.
Resulta que al comprobar lo que tardaban en indexar esta nueva web los diferentes motores de búsqueda de internet, descubro que una de mis fotografías esta siendo utilizada desde hace mas de 4 años por el medio de comunicación argentino «misiones online«.
Este medio de comunicación digital argentino, o su periodista Griselda Segovia, se metieron en mi antigua web, cogieron sin permiso una fotografía que les pareció encajaba con su historia, y la publicaron en una de sus noticias. No solo no pidieron el permiso correspondiente, si no que hicieron un «copia y pega» literal. Bueno, no exactamente, se permitieron el lujo de aumentar la saturación y el contraste de la misma de forma exagerada. Como si eso convirtiera la imagen en algo de su propiedad. Todo un derroche de «buen gusto» y «buenas prácticas profesionales». En definitiva, «unos artistas». Y mira que en internet hay cientos de bancos de imágenes con miles de fotografías gratuitas y libres de derechos. Pero a ellos parece que les va lo prohibido. Prefieren robar a un fotógrafo y difamar a sus clientes.
¿Como he descubierto el robo?, pues muy simple. Ni le cambiaron el nombre original que yo le había puesto a la imagen para un mejor posicionamiento en los motores de búsqueda de internet. Lo que demuestra de manera irrefutable que la sacaron de mi página web. Esto me indica que son unos ladrones bastante vagos. Además, o no saben leer, o simplemente les da igual el texto «TODOS LOS DERECHOS RESERVADOS» que claramente aparece al pie de página de todas las páginas web que he tenido a lo largo de los años que llevo dedicándome a la fotografía profesional. Que por cierto, son unos cuantos y nunca me había pasado algo así.
Después de 3 años de ausencia de mi web en internet, los buscadores han ido eliminando paulatinamente mis imágenes de los resultados de búsqueda. A día de hoy solo quedan aquellas imágenes que estuvieran publicadas en otros medios, y que además estuvieran nombrándome en los mismos como autor de dichas fotografías. Cosa que debería hacer por defecto cualquier medio que publique una fotografía, poner el nombre del autor en el pie de foto. Es algo básico que no siempre se cumple.
El problema ya no es la falta de respeto hacia mi trabajo y mi propiedad intelectual. El problema principal que yo veo aquí, es que están usando esa fotografía para anunciar una terrible negligencia médica de la cual los doctores de la fotografía, ni son responsables, ni tienen nada que ver. Si realizas la búsqueda a día de hoy con el nombre del médico en los diferentes buscadores de internet, resulta igual de fácil encontrar dicha noticia. Esto se debe a que ponerle un buen nombre a la imagen que publicas facilita mucho su localización por los motores de búsqueda de internet, y es una ayuda impagable para que salgas mejor posicionado en los resultados. En principio, cuando los buscadores indexen esta nueva web, será más complicado encontrar la noticia en cuestión, ya que la aparición de esta irá bajando en el posicionamiento de los resultados de las búsquedas.
La cuestión aquí, no es si a mi me molesta o no que se usen mis fotografías sin mi permiso. Es que las usen atentando contra el honor de las personas que en ellas aparecen. Esta actitud no solo puede buscarles problemas a ellos, también podría buscármelos a mi. Afortunadamente he sido yo quien se ha dado cuenta de tan desagradable situación y he avisado a las personas afectadas para que tomen las medidas que estimen oportunas. Después de todo, a mi no me están difamando ni asociando con una barbaridad del calibre expuesto en su noticia.
Ya les he enviado un correo electrónico a la redacción de dicho medio para que eliminen la fotografía de su noticia lo antes posible. Veremos que pasa, pero después de unos cuantos días sigo sin recibir una respuesta, y la fotografía sigue publicada en su medio.
Supongo que como en otras ocasiones, estos sinvergüenzas ni responderán, ni borraran la imagen. Necesitarán que ponga en evidencia su «modus operandi» de manera pública. Parece la única manera para que los ladrones digitales se planteen corregir su lamentable actitud.
Como ya me conozco estas situaciones, si en unas semanas no responden o no retiran la fotografía, dedicaré de vez en cuando, cuando tenga un ratito y me apetezca, a comentar sus noticias en sus redes sociales con enlace directo a este texto. Total, es gratis y tardo cero. Además, no hay nada mejor que el escarnio publico para esos «listos» que se creen impunes.
No es la primera vez que me cruzo en mi camino con «iluminados» y he aprendido mucho a lo largo de estos años. De hecho, después de pelear durante 2 años con una famosa agencia de publicidad de fama internacional por algo relativamente similar, obtuve los resultados esperados. Incluso más de lo que hubiera podido imaginar. Resulta que una revista para la que realicé 4 reportajes fotográficos, cuyo editor no quería pagarme y que además estaba repartiendo mis fotografías como si fueran suyas en diversos medios digitales, cerró el chiringuito. El número de la revista en la que iban a salir mis fotografías nunca fue publicado, y dicha agencia de publicidad acabó pagándome todas y cada una de las fotografías publicadas sin permiso. Pagaron el importe íntegro de los reportajes fotográficos realizados para su «revista». Que no era más que un panfleto propagandístico disfrazado de revista elitista. Eso si, muy bien impreso en papel de alta calidad y acabado profesional.
La verdad es que no quiero el dinero de este medio argentino, no voy a pelear ni un segundo con semejante banda de ladrones. Es una fotografía por la que el cliente ya me pagó en su día. Solo quiero que la gente sepa el tipo de valores morales de este medio en cuestión, ya que parece ser que van de misioneros y carecen del más mínimo atisbo de ética profesional. Lo que de verdad me interesa es que sus lectores, suscriptores o posibles anunciantes, sean plenamente conscientes de donde se informan o ponen su dinero. Y si de verdad les merece la pena asociar su imagen pública o invertir su tiempo y dinero en esta cueva de ladrones.
Al final de este texto se puede ver un vídeo muy breve de como descubrí el robo de la fotografía.
De este vídeo se deducen 2 cosas. Lo primero es que estos ladrones están usando una fotografía robada de mi antigua web para su beneficio desde hace algo mas de 4 años. Y lo segundo, que Google no es un buscador de internet, es un tablón de anuncios digital con apariencia de buscador sin ningún tipo de respeto por sus usuarios.
Esto último acerca de Google lo sabía desde hace años, y por eso mismo no lo utilizo para mis búsquedas de información en internet. Pero me sigue sorprendiendo la desfachatez de esta empresa. Sobre todo la forma en como abusan de su cuota de mercado para manipular a sus usuarios. Es posible que mucha gente lo use por la comodidad de tenerlo integrado por defecto en sus dispositivos digitales, o simplemente porque desconocen el funcionamiento real de esta empresa, pero es la cruda realidad.
Si todo esto lo acabas de descubrir en esta web, mi pregunta es la siguiente: a partir de ahora ¿donde te vas a informar?.
Espero que todos aprendamos algo de estas situaciones y plantemos cara, en nuestro pequeño radio de acción, a quienes abusan de los demás bajo el manto de una buena imagen pública. Los abusos son el pan de cada día en cualquier área de este sociedad corrupta. No lo permitamos. Yo desde aquí pongo mi granito de arena exponiendo a estos farsantes con nombres y apellidos.
Si todos los fotógrafos hiciéramos lo mismo, esta sería una profesión maravillosa.
Aquí lo dejo.